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Simposio de INAVI en el Congreso Ibero-Americano de Nutrición.

Como parte del VI Congreso Ibero-Americano de Nutrición, XVI Congreso Latinoamericano y del Caribe de Nutricionistas y Dietistas y V Congreso Uruguayo de Alimentación y Nutrición que se desarrollara los días 9, 10 y 11 de setiembre de 2015 en Mvdeo.

INAVI impulsó un Simposio en el stand del MGAP de la Expo Prado 2015 donde expusieron la Ing. Agr. y Enol. Estela de Frutos y la Dra. Gastroenteróloga Ana Laura Rodríguez sobre El vino en la vida de los uruguayos y Efectos saludables del consumo moderado de vino, respectivamente.




Para comenzar, Estela de Frutos hizo énfasis en el propio concepto de vino que se sustenta en el ámbito
nacional desde el siglo XIX al XXI y, en segundo, la traducción de los conceptos sustentados a cifras actuales. Éstos son los principales lineamientos de su exposición:

La historia del consumo en Uruguay: origen y evolución (1870- 2014)

La población de Uruguay era cosmopolita, esencialmente europea (españoles, italianos, franceses, alemanes y
suizos), por lo tanto, los hábitos de consumo del vino se trasmiten por dicha cultura. La dieta mediterránea estuvo muy presente en la sociedad uruguaya del 900.

En el periodo inicial, entre 1870 y 1930, la población uruguaya consumía un promedio de 29 litros de vino por
habitante, del cual el 87% correspondía a vino importado y un 13% a vinos nacionales en 1892 y se invierte a 85% nacional y 15% importado en 1930.

La producción vitivinícola nacional se iba consolidando, sustituyendo así a las importaciones. Es en el año
1916, que la relación entre el consumo de vinos importados y nacional se invierte. Actualmente (2014) la relación es de 94 % nacional.

Las cifras de consumo del periodo 1870 - 2000 permiten visualizar la estabilidad de dicho comportamiento siendo
que la media de litros por persona (25-30 litros persona año). En cambio, desde comienzos del siglo XXI se registra una tendencia de decrecimiento que ubica el consumo unitario actual en 22-23 litros.




Hábitos de consumo e imagen del vino

Los resultados cuantitativos que se presentan a continuación responden a una muestra con selección aleatoria
simple (de número telefónico) y discriminada por sexo, edad y NSE, con margen de error al 95% de confianza +/- 3.6 %, realizado por Equipos Mori para INAVI en 2012.

La forma de consumo habitual: En la investigación se diferencia entre beber en copa o en vaso, como forma de diferenciar un consumo más sofisticado del consumo de estilo cotidiano. Los resultados son similares: copa 49% y vaso 48%. Por lo tanto, la forma de consumo es transversal a edad, sexo y nivel socioeconómico. La misma persona puede beber en vaso o copa según la circunstancia. Se disfruta el vino y no se practica un consumo por status, lo cual pone de manifiesto la tradición de consumo. Definitivamente las mujeres prefieren beber vino en copa 64%. Beber vino en vaso es sobre todo más cercano a los jóvenes y a la comida típica como es el asado (la parrilla).

Perfil de consumidores por sexo: Las cifras de consumo discriminado por sexo: masculino 54% y femenino 46%.
En este punto, se podría retomar la Historia. En Uruguay desde fines del siglo XIX se preconizaba el vino como alimento y bebida sana y con estos conceptos se vinculaba a la mujer, quien administraba el vino en el hogar.

Perfil de consumidores por edad: Éste es uno de los perfiles más definidos: adultos 75% y jóvenes 25%. Puede decirse que el consumidor de vinos es adulto.




Imagen del vino: El vino obtiene un valor mayor al que se esperaba de atributos positivos en comparación con otras bebidas Esto pone de manifiesto, la cultura y tradición de consumo en el país.

Lo primero a destacar es que el vino se considera como la bebida para acompañar la comida, natural y sana, conceptos clásicos de la cultura del vino, la más tradicional.

Le sigue en la valoración el origen Uruguay y la calidad: es una bebida que se asocia con nuestro país, ha mejorado mucho la calidad de la producción uruguaya y tiene una gran tradición histórica.

En cuanto a los momentos del vino, se destaca el tradicional consumo en el seno de la familia, y para finalizar, se destaca la imagen hedonista del vino sustentada por los uruguayos: se disfruta con todos los sentidos.

Se concluye como mensaje final

1.- La cultura del vino en Uruguay. La sociedad uruguaya concibe el vino como una bebida para acompañar
comidas y disfrutar con todos los sentidos, lo considera natural y sano, lo asocia al país, lo bebe en familia, es imprescindible para acompañar la carne, especialmente el asado (la comida más típica del país) y tiene tradición
.

2.- La tradición del consumo de vino en Uruguay. Si bien el consumo de vino presenta ciertas diferencias por edad y NSE, se puede considerar que es un consumo inclusivo.
Las cifras muestran la coexistencia de las dos formas de consumo, sofisticado y corriente, que se interpreta como una prueba de tradición de consumo.

3.- El vino fue Declarado Bebida Nacional Decreto 171/14.

4.- La producción vitivinícola de Uruguay tiene un marco institucional y normativo riguroso a través del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INAVI) y de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) y organizaciones asociadas OMS, FAO, Codex.




Los beneficios del consumo moderado de vino

Ana Laura Rodríguez manifiesta que los beneficios del vino para la salud, siempre deberían estar basados en el concepto de 'consumo moderado y responsable', es decir, aquel que resulta de beber diariamente la cantidad de vino suficiente, con objeto de aprovechar al máximo sus efectos beneficiosos, sin que resulte perjudicial para la salud. Acompañado de una dieta saludable y ejercicios.

Es importante empezar por definir qué se entiende por CONSUMO MODERADO.

O dicho de otro modo, cuál es la cantidad de vino que puede tomarse diariamente para aprovechar al máximo sus
efectos beneficiosos, sin que resulte perjudicial para nuestra salud.

The Dietary Guidelines for Americans 2005 define como consumo moderado el consumo diario de hasta una medida para mujeres (148 ml) y dos medidas en los hombres, definiéndose una medida de bebida como 5 onzas de vino (148 ml) con un contenido del 12% de alcohol.

La nutrición actual está enfocada a la prevención de las enfermedades crónicas no transmisibles que son la
principal causa de morbi-mortalidad en los países desarrollados. A los efectos sanitarios Uruguay integra esta categoría de países.

Los consumidores están preocupándose cada vez más de su autocuidado y esperan, a través de los alimentos
consumidos, alcanzar o mantener su salud y bienestar. La respuesta a esta demanda ha sido el vertiginoso desarrollo de la industria de los «alimentos funcionales» (AF), que además de su aporte de nutrientes clásicos contienen numerosos fitoquímicos cuyo consumo contribuye a la mantención de la salud óptima.

El vino, junto a productos lácteos fermentados, cereales fortificados, sería un alimento funcional procesado.




OMS/FAO destacan que, para encontrar soluciones al recrudecimiento mundial de las enfermedades crónicas, será
necesario reforzar los vínculos entre los sectores de agricultura y salud, a nivel mundial, regional y nacional.

Los descubrimientos científicos acumulados en los últimos años muestran que la disminución en las defensas antioxidantes del organismo son claves en el desarrollo de la mayoría de las patologías crónicas y en el envejecimiento. La dieta es fundamental para la prevención de enfermedades ya que es la fuente principal de compuestos antioxidantes que fácilmente proveen a las necesidades del organismo. El vino, junto con las frutas y verduras, poseen componentes bioquímicos comunes, entre los que se destacan los polifenoles con gran capacidad antioxidante.

Polifenoles claves: resveratrol y procianidinas

Resveratrol. Es un compuesto polifenólico que se produce y se almacena en la piel de las uvas, siendo 10 veces más abundante en los vinos tintos. Entre una gran variedad de efectos, destacamos que tiene efectos antioxidantes, inhibe el factor de necrosis tumoral (TNF), aumenta la liberación de óxido nítrico, inhibe la actividad del factor tisular, reduce la agregación plaquetaria, aumenta la sensibilidad a la insulina, promueve la activación de las sirtuinas (proteínas que limitan la senescencia celular prematura).

Procianidinas. Suprimen la producción de una proteína llamada endotelina-1, implicada en la constricción de los vasos sanguíneos.

Estos compuestos son los que explican «en realidad» por qué una o dos copas de vino tinto mantienen el corazón en
buena forma y dilatan las arterias.

Diferencias entre vino y otras bebidas alcohólicas

Gracias al análisis químico se pudo comprobar que la diferencia fundamental entre el vino y otras bebidas alcohólicas es la presencia de compuestos fenólicos procedentes de la uva de origen, entre los que pueden señalarse derivados de ácidos fenólicos (ácido gálico), ácidos cinámicos (ácido cafeico), derivados de tirosina (tirosol), estilbenos (resveratrol), flavonoides (catequina, antocianidinas, quercitina), y compuestos poliméricos como taninos condensados o procianidinas.

A pesar de que el alcohol exacerba el estrés oxidativo y por ende el daño del ADN, los componentes fenólicos derivados del vino contrarrestan significativamente o neutralizan el estrés oxidativo, así como los efectos negativos del alcohol.

Conclusiones finales:

1 - La recomendación se define en el consultorio médico, no existen mensajes generales y hay que atender cada
individuo como tal.

2 - Al que no bebe, no le promovemos que lo haga.

3 - Y siempre: beber acompañado, con las comidas, realizar una dieta rica en frutas y verduras que al modelo de
dieta mediterránea y realizar ejercicios diarios.

Fuente: www.inavi.com.uy 16 de Octubre de 2015.





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