Antes de empezar en sí el artículo, que tampoco quiero ni pretendo que sea solamente una loa y alabanza a la mujer, sino decir lo que realmente sucede,

Comenzaré mi artículo con una anécdota de hace más o menos 20 años. El presidente de una cooperativa rechazó tajantemente la propuesta de que una mujer, titulada en Enología, fuera la enóloga jefa de la cooperativa. Sonó mucho, llamó la atención, más cuando el presidente era persona con titulación universitaria, pero que se opuso totalmente a que una mujer pudiera ser enóloga de la cooperativa.

Hoy día esto ha cambiado radicalmente, tenemos grandes enólogas que nos deleitan con excelentes vinos y llevan cooperativas, bodegas, laboratorios… Lo que sea. De igual manera hay, aunque pocas, en las empresas más grandes; directivas de bodegas encumbradas en los puestos de máxima responsabilidad.

Desde este año, tenemos una flamante Master of Wine en España, Almudena Alberca, la primera mujer española que obtiene tan importante titulación. 

Además, defiendo desde hace tiempo, que la mujer está, no sé por qué, mejor dotada para la cata de vinos, para el análisis sensorial de los vinos. Lo he visto en innumerables ocasiones.

También hay que agradecer el trabajo durante años, décadas, de grandes mujeres del sector del vino, como Maria Isabel Mijares, sin duda alguna, pionera en el sector y destacada en el mundo del vino a nivel nacional e internacional; responsable de haber abierto muchos caminos que otras mujeres han seguido. 

Sin embargo, debo tocar un tema que, personalmente, me indigna y es que llamen “vino de mujer” a los vinos frizzantes, vinos de baja graduación, mostos parcialmente fermentaos o dulces. ¡¡Qué error!! Cada vez que lo oigo, salto como un muelle oprimido: el vino es vino y no entiende de géneros. Hay mujeres, cada día más, que pueden dar cuarenta vueltas al hombre más avezado en los vinos. Eso del vino de mujer, además de machista, es falso. Ese vino le puede gustar o no gustar igual a mujeres que a hombres, igual que un vino que sea todo lo contrario también puede gustar o no gustar a hombres y a mujeres, pero no tiene nada que ver el género para que te guste o no un tipo de vino. Es absurdo.

Por tanto, un reconocimiento sincero y más que merecido a nuestras mujeres del vino. Un llamamiento a todo el sector para conseguir una total igualdad en todos los aspectos. Por parte de nuestras mujeres en bodegas, cooperativas y en todos los sectores vitivinícolas se han conseguido muchas cosas, pero quedan aún muchas por conseguir.

Fuente: el Correo del Vino N.477 del 14 de Marzo de 2019.