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8 mitos del vino sobre la salud

Propiedades del vino para la salud que seguramente no conocías


Dentro del mundo del vino existen muchos mitos que no son del todo ciertos y que se han establecido como una creencia popular especialmente en lo que se refiere a la salud.

Comprender las siguientes propiedades del vino, que probablemente no conocías, es fundamental a la hora de entender los beneficios que aporta esta saludable bebida

El vino son calorías vacías
Es cierto que el alcohol son calorías vacías, pero el vino no es alcohol sino mucho más. El vino está hecho con uvas y su elaboración no es ultraprocesada, sino natural, por tanto es de esperar que el vino contenga las propiedades de la fruta.El vino tiene muchos minerales, en concreto contiene cantidades importantes de minerales como zinc o hierro, entre muchos otros (en el vino existen más de 10 oligoelementos esenciales). El vino contiene también vitaminas, aunque no en grandes cantidades. El vino está libre de grasas y no contiene azúcar añadido, su contenido en azúcar de las uvas es prácticamente despreciable (desaparece durante la fermentación)
Es cierto que el alcohol son calorías vacías, pero el vino no es alcohol sino mucho más. El vino está hecho con uvas y su elaboración no es ultraprocesada, sino natural, por tanto es de esperar que el vino contenga las propiedades de la fruta.
El vino tiene muchos minerales, en concreto contiene cantidades importantes de minerales como zinc o hierro, entre muchos otros (en el vino existen más de 10 oligoelementos esenciales). El vino contiene también vitaminas, aunque no en grandes cantidades. El vino está libre de grasas y no contiene azúcar añadido, su contenido en azúcar de las uvas es prácticamente despreciable (desaparece durante la fermentación).
El vino produce hipertensión
El consumo habitual de vino no afecta a la presión arterial ni tampoco a los riñones. El vino es una bebida hiposódica (el contenido promedio de sodio en una copa de vino es de tan solo 5 mg). La OMS recomienda no consumir más de 5.000 mg por día.Además el vino posee baja graduación alcohólica, en promedio un 14%vol, unido a que el único modo de consumo debe ser moderado (una o dos copas al día como máximo), la cantidad de alcohol consumido con el vino es muy bajo.Por todo ello el vino no eleva la presión arterial cuando se consume de manera correcta, es más, existen muchos estudios que demuestran el efecto cardiosaludable del vino en particular, tomado siempre con moderación.
El consumo habitual de vino no afecta a la presión arterial ni tampoco a los riñones. El vino es una bebida hiposódica (el contenido promedio de sodio en una copa de vino es de tan solo 5 mg). La OMS recomienda no consumir más de 5.000 mg por día.
Además el vino posee baja graduación alcohólica, en promedio un 14%vol, unido a que el único modo de consumo debe ser moderado (una o dos copas al día como máximo), la cantidad de alcohol consumido con el vino es muy bajo.
Por todo ello el vino no eleva la presión arterial cuando se consumle del vino en particular, tomado siempre con moderación.e de manera correcta, es más, existen muchos estudios que demuestran el efecto
cardiosaludable del vino en particular, tomado siempre con moderación.
El vino engorda
Los macro y micronutrientes contenidos en el vino apenas aportan calorías. El vino es 85% agua y el mayor aporte calórico del vino proviene de su contenido en alcohol. Una copa de vino son aproximadamente 150 calorías en promedio. Sin embargo, según diversos estudios, el alcohol del vino no se transforma en grasa debido a que sigue una ruta metabólica diferente al resto de carbohidratos. El vino pasa a la sangre pero no es absorbido como un carbohidrato sino que su gasto energético se destina a su propia degradación en el hígado.
Los macro y micronutrientes contenidos en el vino apenas aportan calorías. El vino es 85% agua y el mayor aporte calórico del vino proviene de su contenido en alcohol. Una copa de vino son aproximadamente 150 calorías en promedio. Sin embargo, según diversos estudios, el alcohol del vino no se transforma en grasa debido a que sigue una ruta metabólica diferente al resto de carbohidratos. El vino pasa a la sangre pero no es absorbido como un carbohidrato sino que su gasto energético se destina a su propia degradación en el hígado.
Los sulfitos dan dolor de cabeza
Existe un gran mito sobre los sulfitos. Si bien la mayoría de vinos posee sulfitos, sus cantidades son muy bajas y éstos no son los responsables de dolor de cabeza.Según los estudios más recientes, los responsables de todos estos efectos son en realidad las histaminas. Los vinos con elevados contenidos en histamina pueden provocar en personas sensibles una alteración denominada histaminosis, con dolores de cabeza, sensibilidades y, en caso más extremos, cuadros alérgicos. Un consumo excesivo de vino también puede provocar dolor de cabeza, pero por el alcohol, no por los sulfitos.
Existe un gran mito sobre los sulfitos. Si bien la mayoría de vinos posee sulfitos, sus cantidades son muy bajas y éstos no son los responsables de dolor de cabeza.
Según los estudios más recientes, los responsables de todos estos efectos son en realidad las histaminas. Los vinos con elevados contenidos en histamina pueden provocar en personas sensibles una alteración denominada histaminosis, con dolores de cabeza, sensibilidades y, en caso más extremos, cuadros alérgicos. Un consumo excesivo de vino también puede provocar dolor de cabeza, pero por el alcohol, no por los sulfitos.
Con medicamentos no se puede tomar vino
Beber vino de manera moderada (una o dos copas), sobre todo si es acompañando a las comidas, no es incompatible con la toma de la mayoría de los medicamentos de uso común. Por ejemplo, la mayor parte de analgésicos comunes, antiinfecciosos, antiinflamatorios y antibióticos existentes en el mercado no provocarán ningún efecto secundario si tomas una copa de vino en la comida, y en el peor de los casos podrían provocar algo de sueño o acalaromiento, pero nada más. Sin embargo existen ciertos medicamentos que sí pueden reaccionar con el alcohol y provocar efectos no deseados. En todo caso, siempre se debe respetar la prescripción médica y farmacéutica.
Beber vino de manera moderada (una o dos copas), sobre todo si es acompañando a las comidas, no es incompatible con la toma de la mayoría de los medicamentos de uso común. Por ejemplo, la mayor parte de analgésicos comunes, antiinfecciosos, antiinflamatorios y antibióticos existentes en el mercado no provocarán ningún efecto secundario si tomas una copa de vino en la comida, y en el peor de los casos podrían provocar algo de sueño o acalaromiento, pero nada más. 
Sin embargo existen ciertos medicamentos que sí pueden reaccionar con el alcohol y provocar efectos no deseados. En todo caso, siempre se debe respetar la prescripción médica y farmacéutica.
Los diabéticos no pueden tomar vino
Los diabéticos pueden beber casi cualquier tipo de vino, siempre que se haga, de manera moderada y sean secos o con menos de 2 gramos de azúcar/litro. La mayoría de vinos que se comercializan se encuentran dentro de este rango. No obstante, hay que tener precaución con aquellos vinos semisecos y dulces, así como tener siempre presente el tipo de diabetes, así como las recomendaciones generales para diabéticos y bebidas alcohólicas (alimentación, control de glucemia,...) e, igual que en el punto anterior, consultar siempre con el médico.
Los diabéticos pueden beber casi cualquier tipo de vino, siempre que se haga, de manera moderada y sean secos o con menos de 2 gramos de azúcar/litro. La mayoría de vinos que se comercializan se encuentran dentro de este rango.
No obstante, hay que tener precaución con aquellos vinos semisecos y dulces, así como tener siempre presente el tipo de diabetes, así como las recomendaciones generales para diabéticos y bebidas alcohólicas (alimentación, control de glucemia,...) e, igual que en el punto anterior, consultar siempre con el médico.
Las embarazadas no pueden tomar vino
El alcohol está contraindicado en embarazadas. Una recomendación que se realiza la mayor parte de las veces de forma instintiva, más como una manera de caución que de razón.Sin embargo, en el caso del vino, una pequeña copa de vez en cuando no es absolutamente dañino para el feto. Existen varios estudios clínicos y rigurosos que así lo han demostrado, siempre que la madre tome solo una copa de vino, preferiblemente tinto, con las comidas.De hecho, recientes estudios han llegado a la conclusión que una mala nutrición de la madre o el hecho de fumar mucho, tienen mayor incidencia en el feto que el consumo moderado de vino.
El alcohol está contraindicado en embarazadas. Una recomendación que se realiza la mayor parte de las veces de forma instintiva, más como una manera de caución que de razón.
Sin embargo, en el caso del vino, una pequeña copa de vez en cuando no es absolutamente dañino para el feto. Existen varios estudios clínicos y rigurosos que así lo han demostrado, siempre que la madre tome solo una copa de vino, preferiblemente tinto, con las comidas.
De hecho, recientes estudios han llegado a la conclusión que una mala nutrición de la madre o el hecho de fumar mucho, tienen mayor incidencia en el feto que el consumo moderado de vino.
El vino daña el hígado
El vino es bueno para tu hígado. Si eres una persona sana, el consumo regular y moderado -una vez más, moderado- de vino no solo es bueno para tu hígado sino que además lo fortalece al reducir el riesgo de desarrollar cirrosis, según varios estudios realizados en los últimos años. Pero no sólo eso, estas mismas investigaciones han concluido que además el consumo moderado y regular de vino evita la acumulación de grasa en el hígado y el desarrollo de la enfermedad del hígado graso.Sin embargo, estas consideraciones hay que tomarlas con cautela, ya que si tu hígado ya está previamente dañado, el alcohol, aunque sea en pequeñas dosis, puede agravar seriamente tu salud.
El vino es bueno para tu hígado. Si eres una persona sana, el consumo regular y moderado -una vez más, moderado- de vino no solo es bueno para tu hígado sino que además lo fortalece al reducir el riesgo de desarrollar cirrosis, según varios estudios realizados en los últimos años. Pero no sólo eso, estas mismas investigaciones han concluido que además el consumo moderado y regular de vino evita la acumulación de grasa en el hígado y el desarrollo de la enfermedad del hígado graso.
Sin embargo, estas consideraciones hay que tomarlas con cautela, ya que si tu hígado ya está previamente dañado, el alcohol, aunque sea en pequeñas dosis, puede agravar seriamente tu salud.

Fuente: Vinetur, 09 de mayo de 2019.







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