El Proyecto Ciencia, Vino y Salud realizó un estudio de intervención en humanos, con el fin de investigar el efecto de la dieta y el vino sobre diversos factores de riesgo de enfermedades crónicas...

incluyendo algunos marcadores de daño oxidativo como la evaluación del daño oxidativo del material genético.

El estudio se realizó con 42 voluntarios, hombres, a los cuales se los dividió en dos grupos iguales. A un grupo se le proporcionó dieta occidental rica en grasas, y al otro grupo se le proporcionó una dieta tipo mediterránea, rica en frutas y verduras.

Durante treinta días los voluntarios consumieron sus dietas respectivas. Luego, entre el día 31 y 60 ambos grupos consumieron, además de su dieta, una porción diaria de 240 mililitros de vino tinto, equivalente a dos copas de vino. En los treinta días siguientes se suprimió el vino y se mantuvieron las dietas.

El daño oxidativo al ADN se evaluó midiendo el contenido de 8-hidroxideoxiguanosina (8-OHdG) en ADN de leucocitos de sangre periférica.

Los resultados indican que una dieta rica en grasas (dieta occidental) induce daño oxidativo al ADN, puesto que los niveles de 8-OHdG detectados en este grupo aumentan enormemente luego de 30 días de dieta en relación al basal. Por el contrario, la dieta tipo mediterránea, rica en frutas y verduras, protege al ADN.

Los niveles de 8-OHdG detectados en el grupo dieta mediterránea son mucho menores que en el grupo dieta rica en grasas a los 30 días. Por otro lado, luego del período de suplementación con vino, a los 60 días, los valores obtenidos en ambos grupos son estadísticamente iguales. Es decir, en ambas dietas el consumo de vino lleva a niveles muy bajos de daño oxidativo al ADN.
Así, en una dieta rica en grasas el consumo moderado de vino previene el daño oxidativo del ADN inducido por la dieta. Mientras, en una dieta tipo mediterránea el consumo moderado de vino confiere una protección adicional.



Fuente: Boletín Ciencia, Vino y Salud