“La presentación de la Dra. M. Carmen de la Torre, catedrática de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Barcelona, dirigió la atención de los participantes hacia un aspecto a considerar: el vino no es un medicamento

sino un nutriente con efectos potencialmente beneficiosos para la salud.

Participó el Dr. Javier Palazón, del Departamento de Productos Naturales, Biología Vegetal y Edafología de la Facultad de Farmacia, en la Universidad de Barcelona. La especialidad de este investigador es el papel de las más de 8.000 estructuras fenólicas presentes en los vegetales, desarrollando las rutas metabólicas de formación, de los factores que afectan a su producción y de la función de los diferentes tipos (estilbenos, flavonoides, antocianidinas, isoflavonoides, etc.) en vegetales y en humanos.

Éste es un aspecto a menudo obviado en el debate sobre el vino y la salud. Los compuestos fenólicos, por su estructura química, actúan como antioxidantes, filtran la radiación UV, su acumulación en ciertas zonas de la planta da lugar a sabores desagradables que la protegen de los depredadores, y resultan tóxicos para los microorganismos invasores. Su diseño está íntimamente relacionado con la protección y la salud de la planta.

La acción farmacológica de estas moléculas se conoce desde la antigüedad y se aplica en fitoterapia con efectos expectorantes, laxantes, purgantes, astringentes, antiinflamatorios, vasoconstrictores, antioxidantes, antibacterianos, antifúngicos, antihelmínticos y estrogénicos. No debe, por tanto, sorprender que estemos hablando de la acción farmacológica de los polifenoles del vino.

El Dr. Claude Louis Leger, profesor de nutrición humana en la Facultad de Medicina de la Universidad de Montpellier, presentó sus trabajos sobre los efectos del vino y sus polifenoles sobre la salud humana, haciendo especial hincapié en los mecanismos implicados en la aterogénesis.

Para introducir el tema habló de la ya vieja paradoja francesa y de la teoría oxidativa de la arterosclerosis (según la cual uno de los principales factores de riesgo para la enfermedad es el grado de oxidación de las lipoproteínas de baja densidad o LDL, directamente relacionadas con los niveles de colesterol), así como de la modificación de los factores de riesgo por el consumo de antioxidantes como la vitamina E, las catequinas y las procianidinas, que protegen contra la oxidación de las LDL.

No obstante, entre los numerosos datos interesantes de su presentación, son de destacar los resultados de un trabajo clínico con voluntarios, en el que se determinó que ciertos indicadores de hepatotoxicidad y obesidad se disparan con un consumo de más de 40 g de vino diarios. Las conclusiones de este investigador fueron que los polifenoles actúan como agentes antiinflamatorios y antiateromatosos, con evidentes efectos beneficiosos para la salud.

También se hizo presente el Dr. Álvaro Urbano, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Este experto en semiología y propedéutica clínica habló sobre los efectos cardiovasculares y antiinflamatorios del consumo de vino tinto, y empezó advirtiendo que la paradoja francesa no está admitida por toda la comunidad científica. Su trabajo compara los efectos sobre la salud del vino tinto con los de otra bebida alcohólica carente de fenoles.

El estudio se llevó a cabo en voluntarios sanos, a los que se administró un vino Merlot joven y ginebra, a continuación de lo cual se determinaron ciertos parámetros orgánicos y metabólicos. Tras valorar la presión sistólica, los valores de fibrinógeno y ácido fólico sérico, la expresión de proteínas de inflamación y adhesión, y la oxidación de las LDL, entre otras variables, el estudio presentado concluye que la ginebra presenta efectos positivos y negativos para la salud, mientras que el vino sólo los presenta positivos (entre los parámetros estudiados, y a unas cantidades razonables).

El Dr. Urbano recalcó la capacidad del vino de modular la expresión de las moléculas de adhesión responsables del proceso aterogénico.

El acto finalizó con un turno de preguntas, en el que se debatió la diferente acción de los vinos tinto y blanco, tal vez debido al tipo de polifenoles que contienen y a su biodisponibilidad y tamaño, aunque los participantes estuvieron de acuerdo en que, en ocasiones, las acciones beneficiosas de este producto se deben relacionar con los efectos acumulativos a largo plazo de los tres tipos de vino (tinto, blanco y cava o champagne)”.

Fuente: UVA (Unión Vitivinícola Argentina)